Con la primavera llega la patata nueva, un producto más fresco, delicado y de más sabor, muy apreciado por los consumidores, pero ¿en qué se diferencia de la patata vieja?
La patata nueva o temprana se recoge antes de que madure, por tanto, es más delicada y su tiempo de conservación es corto. En cambio, la patata vieja se recoge hasta 12 meses después de su punto de maduración.
Las patatas recogidas el año anterior y que han sido refrigeradas durante meses también se denominan “viejas”.
Se diferencian muy fácilmente por su aspecto exterior. La patata nueva tiene una piel clara, más fina y es más compacta. Esto se debe a que contiene más agua.
La patata vieja tiene una piel más oscura y gruesa, su carne es más blanda y suele tener un tamaño más grande.
Respecto a sus propiedades nutricionales, la patata nueva es rica en vitamina C, mientras que la vieja tiene más potasio y sodio. La nueva tiene un menor aporte calórico.
En cuanto a sus usos culinarios, la nueva es idónea para cocer y freír, ya que, al ser más compacta, no se rompe.
La vieja, al tener mayor contenido en almidón, es más apropiada para guisar, asar o para purés, ya que aporta mayor consistencia a cremas y guisos.
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